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¿Puedo tener hijos después de los tratamientos contra el cáncer?

Revisor médico: Kate M. Cronan, MD

Los tratamientos contra el cáncer y la fertilidad

La quimioterapia, la radioterapia y otros tratamientos pueden ser muy eficaces. Pero lo que hace que sean buenos para combatir el cáncer y otras enfermedades también puede causar efectos secundarios: a medida que estos tratamientos atacan a las células nocivas, también pueden afectar a algunas células sanas.

Es probable que tu médico te haya hablado sobre la posibilidad de que tu tratamiento contra el cáncer provoque efectos secundarios (o no deseados). Los efectos secundarios, como menor fertilidad, dependen de tu diagnóstico, del tipo de tratamiento que estés recibiendo y de las dosis de medicamentos o de radiación. Todas las personas son diferentes; por eso, es conveniente que le hagas todas las preguntas y hables sobre todas tus preocupaciones con tu equipo de atención.

¿Qué tratamientos pueden afectar a la fertilidad?

Tu médico te puede decir si existe la posibilidad de que el tratamiento contra el cáncer afecte a tus órganos reproductivos. Es conveniente ser consciente de lo que podría ocurrir para que puedas manejar las posibilidades, tanto física como emocionalmente.

Esta es la manera en la que algunos tratamientos contra el cáncer pueden afectar la fertilidad:

Quimioterapia

Algunos medicamentos de quimioterapia tienen más probabilidades causar esterilidad que otros. El Cytoxan (también conocido como ciclofosfamida) forma parte de un grupo de medicamentos de quimioterapia llamados agentes alquilantes. Estos medicamentos dañan el ADN de las células de cáncer para que no puedan hacer copias de sí mismas. Los agentes alquilantes tienen más probabilidades de afectar a los órganos reproductivos si se administran en dosis más elevadas.

Tu fertilidad también se puede ver afectada por otros medicamentos y combinaciones de medicamentos de quimioterapia. Como existen tantos medicamentos de quimioterapia diferentes, es conveniente que le preguntes a tu médico si existe un riesgo de que los que estás tomando te causen problemas de fertilidad.

Tratamientos con radiación

Los tratamientos con radiación también pueden causar daños en los espermatozoides y los óvulos, si el tratamiento se centra en esas zonas o en otras partes del cuerpo. La radiación que se centra en la zona pélvica o cerca de ella puede causar daños en los ovarios de las muchachas o reducir el recuento de espermatozoides en los muchachos. Es posible que estos cambios desaparezcan una vez finalizado el tratamiento, pero pueden llegar a ser permanentes.

Los técnicos de radioterapia pueden proteger a los ovarios o los testículos de los daños colocando un revestimiento protector sobre esas zonas. A veces, se hace una cirugía previa al inicio de la radioterapia para quitar los ovarios del recorrido de la radiación.

Algunos tratamientos contra el cáncer requieren de radiación en la cabeza para destruir las células que pueden estar presentes en el sistema nervioso central. En algunos casos, esto puede lesionar partes del cerebro (y la glándula pituitaria) que producen hormonas encargadas de controlar la pubertad y el ciclo menstrual. Si esto ocurre, los médicos pueden darles estas hormonas a sus pacientes para que su desarrollo puberal, función sexual y fertilidad sean normales.

Cirugía

Si los pacientes necesitan una cirugía para extirpar un tumor y el tumor se encuentra cerca de los órganos reproductivos, es posible que los médicos deban extraer parte de los órganos reproductivos.

¿Cuáles son mis opciones?

No dudes en hacer preguntas y hablar sobre tus preocupaciones. Y no te preocupes, porque tu médico no se sentirá incómodo de hablar sobre tu fertilidad. Tal vez parezca que tu médico solo está centrado en deshacerse del cáncer. Pero mejorar también tiene que ver con tu futura calidad de vida.

Tal vez quieras hacerle estas tres preguntas a tu médico:

  1.  ¿Es probable que este tratamiento afecte a mi fertilidad?
  2.  ¿Hay algo que los médicos puedan hacer para proteger mi fertilidad durante el tratamiento?
  3.  Una vez que termine el tratamiento, ¿cómo sabré si mi fertilidad se vio afectada?

Pregúntale al médico sobre todas tus opciones. Después, diseñen juntos un plan. Si no te sientes cómodo hablando con tu médico sobre la fertilidad, busca a alguien de tu equipo médico con quien puedas hablar (como una enfermera o un trabajador social).

En algunos casos, es posible conservar (o "preservar") algunos espermatozoides u óvulos. El término técnico para este proceso es criopreservación y se lleva a cabo en instalaciones especiales donde es posible congelar y conservar espermatozoides, óvulos y tejido del ovario. Cuando estés preparado para tener hijos, se pueden descongelar los espermatozoides o los óvulos y usarlos para intentar tener un bebé.

En el caso de los hombres, los bancos de esperma funcionan desde hace mucho tiempo y se trata de un procedimiento común, aunque no todos los hospitales lo ofrecen. Tal vez debas ir a una clínica especializada en conservar espermatozoides.

Con adolescentes jóvenes y niños, es posible usar un procedimiento experimental llamado aspiración de espermatozoides. En este proceso se extraen células de espermatozoides inmaduros que luego se utilizan para la fertilización in vitro. Esto significa que:

  • se utilizan espermatozoides para fertilizar un óvulo fuera del útero de la mujer.
  • el embrión fertilizado se transfiere al útero.

Habla con tu médico sobre las opciones que tienes a tu disposición.

En el caso de las mujeres, el proceso es un poco más complicado. Los médicos pueden intentar congelar óvulos o tejido de los ovarios, pero muchas de las técnicas que se utilizan aún son experimentales y no todos los hospitales y clínicas tienen acceso a esa tecnología. Pregúntale a tu médico qué opciones tienes a tu disposición.

En muchos casos, el médico puede decirte que no es una buena idea conservar tus espermatozoides u óvulos en un banco, porque utilizarlos más tarde podría ponerte en riesgo de introducir células cancerosas en tu cuerpo.

De cara al futuro

Es normal que te preocupen los efectos secundarios del tratamiento del cáncer. Estos consejos te pueden ayudar:

Construye una autoimagen positiva. Afrontar los efectos secundarios del tratamiento del cáncer en un momento en el que estás desarrollando tu propia identidad puede hacer que todo parezca incluso más complicado.

La sexualidad es una parte importante de la identidad de una persona (incluso aunque todavía no estés preparado para tener relaciones sexuales). Pero la sexualidad no tiene tanto que ver con la fertilidad. Las personas que no pueden tener hijos son tan femeninas o masculinas como las que sí pueden tenerlos. Y la fertilidad no tienen nada que ver con la capacidad que una persona tiene de recibir y dar amor. De hecho, algunos sobrevivientes del cáncer desarrollan cualidades que los hacen más atractivos, como una gran pasión por la vida y el deseo de aprovechar las experiencias al máximo.

Busca apoyo. No estás solo. Otros adolescentes han atravesado lo que tú estás sintiendo en este momento. Puedes conectarte y compartir experiencias a través de redes en línea y en blogs sobre el cáncer También puede ser útil buscar un grupo de apoyo o un consejero que pueda ayudarte a trabajar los sentimientos que tendrás durante tu tratamiento. Busca apoyo en línea en:

Mantén una actitud positiva. Muchas personas que atraviesan tratamientos contra el cáncer tienen hijos más adelante. Otros se convierten en padres a través de la adopción o de otros métodos. Si piensas en la variedad de opciones para ser padre, puedes ser realista y optimista al mismo tiempo. Hacer planes para el futuro te ayuda a curarte. Y, si tienes relaciones sexuales, debes continuar usando condones para protegerte de las enfermedades de transmisión sexual.

En este momento, estás concentrado en tu recuperación y en los tratamientos que pueden salvarte la vida. Pero también es normal que pienses en tu futuro. Habla con el equipo de atención médica, tus padres y amigos sobre tus opciones, planes y sentimientos.

Revisor médico: Kate M. Cronan, MD
Fecha de revisión: diciembre de 2018