[Skip to Content]

La actividad física y su hijo de 13 a 18 años

Revisor médico: Mary L. Gavin, MD

Cuando los niños entran en la etapa de la adolescencia, es posible que pierdan el interés por las actividades físicas. Entre el colegio, los deberes, los amigos e, incluso, los trabajos a tiempo parcial, los adolescentes tienen que hacer malabarismos con tantos intereses y responsabilidades.

Pero la actividad física regular puede ayudar a su hijo en edad adolescente a sentirse más lleno de energía, a mejorar en concentración y atención y a tener un mejor aspecto físico. Y la actividad física regular puede ayudar a su hijo a mantener un peso saludable, así como a prevenir enfermedades cardíacas, la diabetes y otros problemas de salud en el futuro.

La actividad física en la adolescencia

Las recomendaciones para los adolescentes son hacer un mínimo de una hora de actividad física de moderada a intensa al día.

Además:

  • La mayor parte de la actividad física debe ser aeróbica, lo que implica usar músculos grandes y debe practicarse durante un período de tiempo. Ejemplos de actividades aeróbicas son correr, nadar y bailar.
  • Cualquier actividad de moderada a intensa se debe acercar a la meta de los 60 minutos de duración.
  • Las actividades físicas que fortalecen los músculos y que fortalecen los huesos se deben practicar por lo menos 3 días a la semana.

Los adolescentes pueden practicar deportes y programas de ejercicio físico estructurado que incluyan actividades de fortalecimiento muscular y óseo. El levantamiento de pesas, bajo la supervisión de un adulto cualificado, puede mejorar la fuerza y ayudar a prevenir las lesiones deportivas.

Si se les da la oportunidad y ellos tienen interés, los adolescentes pueden mejorar su salud casi con cualquier actividad con la que disfruten, como el monopatín, el yoga, la natación, el baile o jugar a la pelota a la entrada de su casa. Los adolescentes pueden incluir la actividad física en sus rutinas cotidianas, como ir caminando a la escuela, hacer tareas domésticas o encontrar un trabajo activo a tiempo parcial.

Motivar a los adolescentes para que sean activos

Los padres deben ceder el control a los adolescentes sobre la forma en que deciden mantenerse activos físicamente. A los adolescentes les gusta tomar sus propias decisiones, o sea que permita que su hijo las tome. Enfatice que no importa qué deporte practique, pero que necesita mantenerse activo.

Una vez empiezan, muchos adolescentes disfrutan de la sensación de bienestar, reducción del estrés y aumento de la fuerza y de la energía que les aporta el ejercicio físico. En consecuencia, algunos empiezan a hacer ejercicio con regularidad sin necesitar el empujoncito de sus padres.

Para que un adolescente se mantenga motivado, las actividades deben de ser divertidas. Apoye las elecciones de su hijo proporcionándole el equipo deportivo, el transporte y el apoyo que necesita. Sus iguales pueden tener una influencia importante en la vida de su hijo, así que cree oportunidades para que se mantenga activo con sus amigos.

Ayude a su hijo a mantenerse activo encontrando un plan de ejercicio que se adecue a sus horarios. Es posible que su hijo no disponga de tiempo para formar parte del equipo deportivo de su centro de estudios ni para inscribirse en la liga local. Pero muchos gimnasios ofrecen a los adolescentes la posibilidad de hacerse socios, pudiendo asistir al gimnasio antes o después de las clases.

Algunos adolescentes se pueden sentir más cómodos haciendo en casa vídeos de ejercicio físico o videojuegos que implican hacer ejercicio físico (como jugar al tenis o a los bolos). Estas actividades pueden ser buenas opciones, pero es importante que su hijo también practique actividades de moderadas a intensas.

Y todos los adolescentes deben limitar el tiempo que dedican a actividades sedentarias, como ver la televisión, jugar a videojuegos, utilizar la computadora, los smartphones o las tabletas.

Cuándo hablar con el médico de su hijo

Si está preocupado por lo poco en forma que está su hijo, hable con su médico. Los adolescentes que tengan sobrepeso o que sean muy sedentarios necesitan empezar despacio. Su médico le puede ayudar a elaborar un plan de entrenamiento o recomendarle un programa de ejercicio físico de su localidad.

Los adolescentes que padecen afecciones médicas crónicas o discapacidades no se deben excluir de las actividades físicas. Es posible que se deban modificar o adaptar algunas actividades, y que otras sean demasiado arriesgadas, dependiendo de la afección concreta que padezcan. Hable con el médico de su hijo sobre qué actividades son seguras para él.

Algunos adolescentes se exceden en las actividades físicas que practican. Los deportistas jóvenes pueden probar sustancias que favorecen el rendimiento deportivo. Los adolescentes que hacen gimnasia, lucha libre o baile, pueden sentirse presionados para perder peso. Si alguna de estas cosas le preocupa, hable con el médico de su hijo.

Por último, hable también con él si su hijo se queja de dolor mientras practica deporte o hace ejercicio físico o después de practicarlo.

El ejercicio físico es bueno para todos

Todos nos podemos beneficiar de estar en forma. Mantenerse en forma puede mejorar el rendimiento académico y la autoestima, prevenir la obesidad y reducir el riesgo de padecer enfermedades graves (como las enfermedades cardíacas y la diabetes). Y la actividad física regular puede ayudar a los adolescentes a aprender a afrontar los retos físicos y emocionales que se les presentan cada día.

Ayude a su hijo en edad adolescente a comprometerse con mantenerse en forma, ofreciéndole un modelo positivo y haciendo ejercicio también usted con regularidad. En lo que se refiere a las actividades físicas de las que pueden disfrutar conjuntamente, prueben a pasear en familia después de cenar, hacer salidas en bicicleta, jugar al tenis, ir juntos a la piscina o hacer tiros libres. No solo cooperarán para lograr la meta de estar en forma, sino que también será una buena oportunidad para mantenerse conectados como familia.

Revisor médico: Mary L. Gavin, MD
Fecha de revisión: junio de 2019