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Estimule el sentido del humor en su hijo

Revisor médico: Mary L. Gavin, MD

El sentido del humor puede hacer brillar la vida familiar. Puede hacer pedorretas en el abdomen de su bebé, ponerse un sombrero divertido y perseguir a su hijo de 3 años, o bien simular caerse sobre un montón de hojas secas para hacer reír a su hijo de primer curso de enseñanza primaria. A medida que su hijo se vaya convirtiendo en un preadolescente o un adolescente, puede compartir con él chistes y bromas a medida que su sentido del humor se vaya desarrollando y se vaya volviendo más sofisticado.

Reírse juntos es una forma de estar conectados, y un buen sentido del humor también puede hacer que los niños sean más espabilados, estén más sanos y sean más capaces de afrontar los desafíos.

Tendemos a pensar en el sentido del humor como una parte de nuestra estructura genética, como tener los ojos azules o los pies grandes. Pero, de hecho, el sentido del humor es algo que se aprende y que se puede desarrollar en los niños, no algo con lo que nacemos.

¿Qué es tan gracioso, a fin de cuentas?

El humor es lo que hace que algo sea gracioso; y el sentido del humor es la capacidad de reconocerlo. Una persona con el sentido del humor bien desarrollado tiene la capacidad de reconocer qué es lo que los demás consideran gracioso y les pueden hacer disfrutar con este tipo de cosas.

El sentido del humor es una herramienta en la que un niño puede confiar a lo largo de toda la vida para que ayudarlo a:

  • ver las cosas desde muchas perspectivas distintas a las más evidentes
  • ser espontáneo
  • tener ideas o formas de pensar no convencionales
  • ver más allá de la apariencia de las cosas
  • disfrutar y participar de los aspectos más divertidos de la vida
  • no tomarse a sí mismo con demasiada seriedad

Los niños con sentido del humor son más alegres y más optimistas, tienen una mayor autoestima y son capaces de aceptar mejor las diferencias (entre ellos y los demás). Los niños que son capaces de apreciar y compartir el humor caen mejor a sus iguales y son más capaces de sobrellevar las adversidades que puede conllevar la infancia, desde un cambio de residencia hasta que se metan con ellos o que reciban acoso escolar a la hora del patio.

El sentido del humor no solo ayuda a los niños desde el punto de vista emocional o social. Las investigaciones muestran que las personas que se ríen más están más sanas, son menos propensas a la depresión y pueden tener una mayor resistencia a la enfermedad y a los problemas físicos. Experimentan menos estrés; tienen la frecuencia cardíaca, el pulso y la tensión arterial más bajos; y digieren mejor. La risa hasta puede ayudar a los seres humanos a soportar mejor el dolor, y los estudios muestran que mejora la función inmunitaria.

Y, sobre todo, el sentido del humor es lo que hace que la vida sea divertida. Hay muy pocos placeres que puedan rivalizar con bromear y reírse con su hijo.

Edades diferentes - sentidos del humor diferentes

Los niños pueden empezar a desarrollar el sentido del humor desde que son muy pequeños. Pero lo que le hace gracia a un niño de 2 años no le hará gracia a un adolescente. Para ayudar a su hijo en cada etapa del desarrollo, es importante que sepa qué es lo que es más fácil que le haga gracia.

Bebés

Los bebés, de hecho, no entienden realmente el humor, pero saben identificar cuando un adulto sonríe y está contento. Cuando haga sonidos divertidos o ponga caras raras y luego se ría o sonría, lo más probable es que su bebé perciba su alegría y lo imite. Los bebés son muy sensibles a los estímulos físicos, como que les hagan cosquillas o pedorretas en el abdomen.

En algún momento entre los 9 y los 15 meses de edad, los bebés ya saben lo suficiente sobre el mundo como para entender que, cuando su madre se pone un pañal encima de la cabeza o grazna como un pato, está haciendo algo inesperado y que eso es divertido.

Niños de 1 a 3 años

A los niños de esta edad les gusta el humor centrado en el cuerpo, sobre todo cuando va unido a un elemento de sorpresa (como el cucu-tras o unas cosquillas inesperadas. Conforme los niños desarrollan las habilidades lingüísticas, encontrarán divertidas las rimas y las palabras sin sentido, lo que proseguirá durante los años de preescolar.

Es alrededor de esta etapa cuando los niños empiezan a tratar de hacer reír a sus padres. Su hijo puede señalar a propósito el rasgo facial equivocado cuando usted le pregunte: "¿Dónde tienes la nariz?" o ponerse los zapatos de su madre o padre y pasearse por toda la casa para hacerlo reír. 

Preescolares 

Un preescolar es más probable que encuentre el humor en un dibujo donde haya algo que desentona (un coche con las ruedas cuadradas, un cerdo con gafas de sol) que en una broma, un chiste o un juego de palabras. La incoherencia entre imágenes y sonidos (un caballo haciendo "muuu") también hace gracia a los niños de esta edad. Y, a medida que van tomando una mayor conciencia de las funciones corporales, a los niños de preescolar les suele encantar el humor relacionado con el uso del baño o del inodoro.

Niños en edad escolar

Cuando los niños empiezan a ir a parvulario (kindergarten) y luego la enseñanza primaria, los juegos de palabras, la exageración y las payasadas cada vez les harán más gracia. Es posible que ahora descubran el placer de contar chistes (es divertido ser quien se sabe el final para hacer reír a los demás) y que repitan los mismos chistes una y otra vez.

Los escolares de edades superiores tienen una mejor comprensión de lo que significan las palabras y son capaces de jugar con ellas, haciendo acertijos, adivinanzas y otros tipos de juegos de palabras. También empiezan a hacer bromas y a contar chistes de cualquier cosa que perciban que desencaja en las formas "normales" de comportarse o de vestir, y los chistes groseros sobre las funciones corporales también tienen mucho éxito a esta edad.

Los niños de esta edad también son capaces de desarrollar formas más sutiles de entender el humor, incluyendo la capacidad de usar el ingenio o el sarcasmo para gestionar situaciones adversas usando el sentido  del humor.

Las claves del humor

Nunca es demasiado pronto para empezar a desarrollar el sentido del humor en un niño. Las sonrisas y las risas de los bebés son tan cautivadoras que solemos hacer intuitivamente conductas como sonreírles, hacerles pedorretas o cosquillas muchas veces al día solo para oír sus risas.

Es importante mantener esta actitud cuando su hijo vaya creciendo. Cuando un padre es divertido, juguetón, usa a menudo el sentido del humor y disfruta riéndose y haciendo tonterías, ayuda a su hijo a desarrollar una actitud divertida, alegre y juguetona ante la vida.

Una de las mejores maneras de conseguirlo desde la primera infancia consiste en pasar tiempo cada día con su hijo estando receptivo a las muchas oportunidades que él le dé para sonreír y reír cada día. Sea espontáneo, juguetón y esté pendiente de lo que divierte a su hijo en las distintas edades. Así mismo, sea divertido y dé rienda suelta a la risa para que los chistes de su hijo reciban la merecida respuesta.

¿Qué más puedes hacer para fomentar el sentido del humor en su hijo?

Sea un modelo para su hijo Una de las mejores cosas que puede hacer para desarrollar el sentido del humor de su hijo consiste en usar su propio sentido del humor. Hágale bromas. Explíquele chistes e historietas graciosas. Ríase en voz alta. Trate con simpatía las pequeñas catástrofes, como que se derrame la leche.

Tómese en serio el humor de su hijo Estimule los intentos de su hijo de hacer cosas graciosas, se trate leer de un libro de chistes (potencialmente divertidos) o de hacer dibujos "graciosos" de la mascota familiar. Felicite a su hijo por esos intentos y esté abierto a la sorpresa: la primera vez que su hijo le haga reír será uno de los placeres más gratos que tenga en la vida.

Enseñe a su hijo que los adultos son graciosos y que él también lo pueden ser. Haga que el humor forme parte de sus interacciones cotidianas y anime a su hijo a tener reacciones y a hacer observaciones divertidas o graciosas, incluso cuando haya otros adultos alrededor.

Cree un ambiente rico en humor Rodee a su hijo de libros que hagan reír; para la primera infancia y los años de preescolar, incluya libros de imágenes y rimas sin sentido; a los niños mayores, les encantan los libros de chistes, bromas y los cómics. Busque también programas de televisión que sean divertidos, películas de humor (o comedias) y sitios web para todas las edades, ayude a su hijo a escoger bien y disfrútenlos juntos.

Dónde trazar la línea

Usted no quiere aguar la fiesta a su hijo, pero los niños necesitan que les fijen límites en lo que respecta al humor, igual que en otras áreas.  No debe fomentar los chistes malvados, que ridiculicen rasgos o características, como la raza o las discapacidades, de modo que sea un buen ejemplo y evite usar el humor de esta forma. Si alguien explica un chiste o hace un a broma inapropiada o hiriente, no se ría. Tómese tiempo para explicarle a su hijo por qué esa broma o ese chiste no hace gracia.

Tal vez también prefiera no favorecer el sentido del humor grosero (sobre temas como orinar, defecar o tirarse pedos), ni los chistes verdes o, por lo menos, tratar que su hijo no participe en este tipo de humor con demasiado entusiasmo.  Aunque su hijo no hiera los sentimientos ajenos, los niños pueden tener problemas para saber cuándo es adecuado contar este tipo de chistes (en casa, con la familia) y cuándo no lo es (en clase, en la iglesia).

La familia que se ríe junta...

Por encima de todo, el humor es social. Por eso, uno se ríe más fuerte cuando ve una comedia en el cine, con más gente riéndose a su alrededor, que cuando la ve a solas sentado en el sofá de su casa.

Un aspecto fundamental para desarrollar el sentido del humor de su hijo es dedicar tiempo a pasárselo bien en familia. Compartan chistes, háganse bromas, jueguen juntos y vean películas de humor la familia al completo.

Hasta pueden desarrollar sus propias tradiciones familiares que se salgan de la norma, se trate de colgarse cucharillas de la nariz o de llevar pijamas a juego. Será divertido cuando ocurra y todavía más divertido cuando recuerden las tonterías que hacía en familia.

 

Revisor médico: Mary L. Gavin, MD
Fecha de revisión: junio de 2015